El rearme de las FARC y la transición venezolana

Politiks
5 min readSep 4, 2019

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El rearme del grupo guerrillero, calificado como “terrorista” por la Asamblea Nacional venezolana, introduce nuevos elementos al proceso de transición en Venezuela.

Desde la juramentación de Juan Guaidó como presidente encargado de la República, se han aplicado, grosso modo, tres grandes vías para propiciar la transición a la democracia en Venezuela: i) el quiebre interno del estamento militar, ii) la negociación y iii) la intervención militar extranjera. Ninguna ha tenido éxito.

Recientemente, ocurrió un acontecimiento que introduce nuevas variables al proceso de transición en Venezuela: la vuelta a la armas de las FARC, anunciada en un comunicado grabado desde territorio venezolano, por su líder Iván Márquez. Ante esto, la pregunta es: ¿cómo puede influir este nuevo hecho en el conflicto político venezolano? ¿Qué consecuencias traerá?

En una primera instancia, este nuevo rearme del grupo guerrillero ha producido un recrudecimiento importante en la retórica del presidente Iván Duque quien, desde Colombia, demanda al gobierno del presidente encargado Guaidó toda la cooperación que esté a su alcance para capturar a los cabecillas de las FARC, presentes en territorio venezolano. “Son una banda de narcoterroristas que cuentan con el apoyo de la dictadura de Maduro”, afirmó el presidente colombiano.

El terrorismo

A tal efecto, la Asamblea Nacional venezolana ha respondido pronto al llamado al calificar, días atrás, a los grupos: FARC — EP, ELN, Hamas, Hezbollah e ISIS oficialmente de “terroristas”. Aunado a ello, el presidente Guaidó declaró, por medio de su cuenta Twitter, que se le ordenaba “a todos los cuerpos de seguridad del Estado proteger nuestra soberanía e integridad territorial frente a la amenaza que representan estos grupos”. Posteriormente, añadió que utilizarán tecnología satelital (sic) para capturar a los cabecillas de las FARC en Venezuela. No aclaró cómo funcionaría esta tecnología, ni sus implicaciones logísticas.

Ahora, en medio de todo este panorama, cuando se conocen las limitaciones reales en el ejercicio del poder que posee la administración del presidente Guaidó, la pregunta que surge es: ¿cómo responderá la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ante este nuevo rearme de las FARC? ¿Permitirá las FANB que en territorio venezolano se albergue, se proteja y se financie directa y públicamente a grupos terroristas?

“Alerta naranja”

Recientemente, al respuesta oficial del jefe del régimen de facto , Nicolás Maduro, fue decretar una “alerta naranja” (sic) ante lo que calificó como una provocación del presidente colombiano Iván Duque para iniciar un conflicto bélico con Venezuela. Luego de este anuncio, la presidente de la ONG Control Ciudadano, Rocio San Miguel, expresó: “Maduro debe explicar al país en qué consiste esta alerta naranja. La principal amenaza de seguridad nacional para Venezuela es la guerrilla y el crimen organizado. Son actores armados que están amenazando incluso la seguridad regional y tienen como epicentro de actuación Venezuela”.

El papel histórico de las FANB

De acuerdo al historiador Diego Bautista Urbaneja, uno de los elementos fundamentales que permitió la estabilidad que gozó el proceso de la República civil en Venezuela (1958–1998) es el claro y delimitado rol que jugaban las Fuerzas Armadas en el sistema político. Su papel estaba orientado al resguardo de nuestras fronteras, y, en especial, se centraba en la lucha contra la guerrilla colombiana que se apostaba en nuestro territorio.

Si bien desde la llegada del chavismo, Hugo Chávez y Nicolás Maduro se han centrado en borrar todo rastro de esta doctrina militar que legó cuatro décadas de estabilidad, es importante decirlo para que no se olvide: la actual FANB no es heredera del “Ejército libertador”, sino, más bien, del Ejército que durante la República Civil se encargó de resguardar las fronteras nacionales y desmantelar la guerrilla en nuestro territorio.

En tanto, si algún resquicio queda de esta doctrina militar, si algún sentimiento patriótico reposa en la figura del Ministro de Defensa Vladimir Padrino López y sus subordinados, si en medio de negocios ilícitos, narcotráfico y concentración extrema del poder, hay espacio para la indignación y el patriotismo, este es el momento propicio de actuar. El rearme de las FARC, directa o indirectamente, ha hecho surgir una nueva oportunidad para propiciar el quiebre militar en Venezuela. Desde el 23 de febrero y el 30 de abril del año en curso, no hubo una oportunidad mejor. Un pronunciamiento bastaría.

Patriotismo y pragmatismo

No obstante, no todo es patriotismo, sino más bien pragmatismo. De no alzar su voz en este momento y con una escalada del conflicto en puertas, el elemento del terrorismo y la relación del régimen chavista con estos grupos, puede propiciar que las Fuerzas Armadas pierdan su sitial de honor como el actor político con el cual la administración de los EE.UU pretende negociar. No es el mismo escenario el de unas FANB que protegen a sus jefes políticos, en nombre del antiimperialismo, que el de unas FANB que, en su territorio, protejan, cobijan y ayudan a financiar a organizaciones terroristas.

En última instancia, la FANB dejarían de ser el soporte del régimen de Maduro y, su lugar podría ser tomado por las las FARC, las milicias, los colectivos armados y otros grupos irregulares de combate.

El elemento del terrorismo ha cambiado, por completo, el tablero de juego de la transición venezolana. A medida que las FANB se nieguen a actuar, la administración de los EE.UU se verá obligada a recalibrar su estrategia y a empezar a considerar, en un futuro cercano, acciones unilaterales o bilaterales que involucren el uso de la fuerza.

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