Por: Carlos Agreda.
Antes de la crisis migratoria, antes del enfrentamiento institucional de las distintas facciones políticas, aun antes de la crisis económica y sus devastadoras consecuencias; en Venezuela ya habíamos conocido lo que era la violación de los derechos fundamentales, y es que si una política ha caracterizado al régimen chavista desde sus inicios, ha sido el silencio. Para el chavismo, aparentemente, no existe peor enemigo que la interpelación y el acceso a la información que lleve a la verdad, por lo cual durante 21 años, la censura se ha convertido en uno de sus mayores recursos.
El 19 de mayo representó para millones de venezolanos que aún teníamos puesta nuestra confianza en la televisión para entretenernos, contrastar información o tan siquiera mantenernos en contacto con el avance del mundo fuera de Venezuela, un duro choque de vuelta a nuestra realidad: Directv, la empresa cablera que representaba el acceso de más del 40% de los usuarios del espectro televisivo en Venezuela, cesaba sus servicios en nuestro país en aras de resolver la disyuntiva legal que esto le representaba; dándose esta por las sanciones impuestas de parte del gobierno de Estados Unidos a canales de televisión, con dueños o socios ligados a delitos por lavado de dinero y corrupción o simplemente al detrimento de la democracia venezolana; causando así un apagón informativo a más de 7 millones de Venezolanos.
Pero no sería la salida de Directv de nuestros hogares la primera vez que los venezolanos sufriríamos ese sentimiento de desconexión con la realidad; ese apagón informativo era una experiencia que ya habíamos vivido 13 años antes; por ello, para los que teníamos consciencia de lo que estaba sucediendo en ese entonces, lo del 19 de mayo de este año fue un dejavú, más que un suceso. El 27 de mayo del 2007, después de 53 años de transmisión ininterrumpida y por orden explícita de Hugo Chávez, salía del aire Radio Caracas Televisión, el cual no simplemente era para el momento el canal de televisión con mayor sintonía del país, sino que su línea editorial representaba precisamente el peor enemigo de Chávez y el chavismo, la interpelación y la verdad fáctica.
El gendarme de la información
El 28 de diciembre de 2006, en su discurso de salutación de fin de año a las FFAA, un recién reelegido Hugo Chávez expresaba la negativa de renovar la concesión de RCTV, la cual se vencería durante la primera mitad del año siguiente, hecho que le valdría al canal su salida del espectro televisivo público venezolano, tildando al canal de colaborar con el golpismo contra la dignidad de la república. Esto, de manera curiosa, más no casual, en el mismo discurso donde emplazaría a las FFAA a olvidarse de los “complejos” institucionales, apelando al hecho de que, para él, ser institucional era ser revolucionario — en otras palabras, chavista — y qué eso era algo estipulado en la constitución.
Los meses siguientes a la decisión de Chávez, se caracterizaron por la emisión de comunicados y acuerdos en rechazo a la misma de parte de gobiernos, poderes legislativos, organizaciones internacionales y medios de comunicación de distintos países. Como respuesta, Chávez con su tradicional narrativa sofista, calificaría de intento de injerencia y de preparativos para llevar a cabo un golpe de estado en su contra el día posterior al vencimiento de la concesión.
Aunado a los recursos diplomáticos, de igual manera RCTV recurriría a los medios legales presentando un recurso ante el Tribunal Supremo de Justicia, alegando que su concesión tenía como fecha de vencimiento el año 2021 y no el 2007, el cual fue desestimado por el tribunal, este mismo recurso pasaría años después a instancias internacionales, a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a la cual la representación de Venezuela expresó que de dictar una sentencia favorable al canal estos no la acatarían, demostrando la sostenida intención del régimen chavista de censurar de cualquier manera a dicha planta televisiva.
Llegaría pues el desdichado día 27 de mayo, envuelto en protestas en todo el país, algunos a favor, pero mayoritariamente en contra de la medida, pues la ciudadanía venezolana durante todos esos meses previos al 27, había comprendido que la decisión del régimen no significaba simplemente la censura de un medio de comunicación, sino que representaba un ataque a su derecho a elegir con que entretenerse, donde informarse, a discernir entre que era cierto y que era retórica al servicio de un sector y que esto no distinguía inclinaciones políticas sino que representaba un derecho fundamental; aún cuando dichas protestas no evitaron el cese de la señal de RCTV y la entrada al aire de TVES, canal al servicio del régimen y que por muchos años serviría únicamente como repetidora de VTV; gracias a esa comprensión su realidad, la sociedad venezolana, meses después, le propiciaría la más dolorosa derrota electoral a Hugo Chávez.
¿Qué cesó con RCTV?
La interrupción de la señal pública en 2007 y años después en la televisión por cable en su formato internacional — impuesta hacia las empresas prestadoras del cable, por parte del gobierno venezolano — de RCTV, encarnó un gran impacto en cómo la población venezolana recibía, asumía y respondía la información; todo esto más allá de lo enraizado que había quedado el canal en la tradición e idiosincrasia del país, pero ¿Qué hacía que un canal de televisión sacudiera de tal manera al venezolano? Pues, Radio Caracas Televisión representaba el acceso público y masivo del venezolano al contraste, al discernimiento; representaba la negativa a asumir que la única realidad, era la estructurada a favor del grupo en el poder.
En RCTV encontrábamos programas informativos que exponían cifras de sucesos, índices delictivos, variables económicas, índices de escasez por rubros; de igual manera existían espacios de opinión que se abrían a personajes de todas las corrientes políticas, pero más allá de eso, los hacían debatir, los interpelaban y los hacían responder a la verdad, algo que hoy parece impensable en la televisión venezolana, sobretodo con la privación del acceso al servicio de cable a millones de persona de parte del chavismo; todo esto rodeado de shows de entretenimiento y variedades que no se atenían a una ya existente Ley RESORTE, cuyo fin era la de moldear, los medios de comunicación, a los requerimientos del régimen de Chávez.
Con el cierre de RCTV, temporal según sus directivos, trabajadores y más fieles televidentes, se perdieron alrededor de 1500 puestos de trabajo directos y aún más indirectos, y en Venezuela se inició, de manera explícita, la violación de una de las bases fundamentales de la democracia como lo es la libertad de expresión, que contrario al símil burdo e inválido entre la institución y la revolución, esta si es un mandato expresado en la constitución nacional.
El que pega con intención, pega más de una vez
Es necesario considerar, que aunque el cese de RCTV ha sido uno de los casos más graves y notorios de censura en Venezuela, no está ni cerca de ser el único, pues como bien dijimos al principio: El peor enemigo del chavismo es la interpelación y la verdad fáctica, y ante esto su política preferida es el silencio. En el ranking del año 2017 de la ONG Reporteros Sin Fronteras, Venezuela ocupaba el puesto 137 de 180 países evaluados respecto a la libertad de prensa, además de esto, el Instituto de Prensa y Sociedad Venezuela (IPYS) determinó que en el primer semestre del año 2019 fueron 881 los bloqueos a plataformas digitales y, el Colegio Nacional de Periodistas (CNP) expresó que desde 1999 se han cerrado hasta 600 medios de comunicación en el país; todo esto asistido por la encarcelación con cargos de legitimidad dudosa, persecución y exilio forzoso de periodistas independientes, al igual que la confiscación de bienes muebles e inmuebles de distintos medios de comunicación.
Entre los casos más relevantes de censura en los últimos años están lo de los canales de televisión: CNN en español, NTN24, Caracol y Antena 3, todos estos canales internacionales con líneas editoriales no convenientes para el régimen chavista, siendo censurados por CONATEL para su transmisión en los servicios de cable prestados a nivel nacional; sin embargo, la censura no se detiene en la televisión, ya que en el internet la censura se ha hecho presente realizando bloqueos de DNS, HTTP y otros recursos; a medios como, La Patilla, Caraota Digital, El Nacional y Aporrea, cuya línea editorial, valga la ironía, es tradicionalmente chavista. Llegando estas acciones hasta redes sociales como Twitter y Youtube.
De igual manera, la radio y los medios impresos se han visto igualmente afectados por la política del silencio del chavismo, la primera siendo los principales afectados de la confiscación de bienes y variando sus efectos entre las salidas de las estaciones del espectro y las ordenes de salida del aire de programas especifico. Por su parte, los medios impresos sufrieron la censura de manera muy particular, ya que el régimen en su intención de controlar estos medios, centralizó la producción y distribución de papel periódico en la corporación Alfredo Maneiro, priorizando los medios con editoriales convenientes para ellos sobre los medios libres, obligando a los segundos a desintegrarse o a mutar a medios digitales.
Cabe igualmente mencionar un caso que, aunque singular, no deja de ser una medida de censura, y es el de ANTV. Dentro de la estructura institucional del poder legislativo, figuraba el medio televisivo de la Asamblea Nacional (ANTV), este se encargaba de transmitir sesiones y noticias relacionadas a dicha institución, pero en el año 2015, cuando la oposición venezolana logró la mayoría de los diputados, y por lo tanto sería la encargada de manejar de manera política y administrativa el mismo, incluyendo ANTV, resultó en que este medio y sus bienes fueron tomados por partidarios chavistas bajo los alegatos de “ANTV no se doblegará a los intereses de la oligarquía”.
Guerrilla del siglo 21
Es común entender la censura como única manera de violar la libertad de expresión, ya que se entiende como el acto de ejercer una prohibición temporal o permanente sobe un tema o medio que no es políticamente conveniente; pero, igualmente, existe para el control de la información un principio que, aunque infame, es certero para quien pretende imponer una realidad, y es el de “una mentira repetida mil veces, se hace una verdad”, bajo este principio, categorizado como ingenuo por muchos, el chavismo despliega su herramienta mediática más peligrosa, debido a su gran alcance y poder de molde de la opinión pública, la guerrilla comunicacional.
Estructurada según niveles geográficos (sectorial, local, municipal, regional, nacional e internacional), según área de actividad económica (pública o privada) y con departamentos asignados en cada institución pública, la guerrilla comunicacional del régimen, no es un solo grupo, sino un conjunto de ellos cuya finalidad es que, bajo cualquier circunstancia, la opinión pública sea o favorable al chavismo, o desfavorable a su oposición, y esto a través de todos los medios posibles; medios impresos como El Correo del Orinoco y en su momento los periódicos Ciudad (Ccs, Vlc, Mcy), canales de televisión nacionales e internacionales como VTV, los antes mencionados TVES y ANTV, Telesur, RT y los medios digitales, que no solo conciernen a páginas web como La Iguana, sino que también miles de cuentas en las redes sociales encargadas de replicar y opinar lo que sea conveniente para el régimen en el momento.
Día a día, la guerrilla comunicacional se dispone a realizar las tareas necesarias para lograr su cometido ya antes mencionado, sea la publicación de actividades del régimen en medios impresos, el desprestigio de la oposición política en canales nacionales, la victimización en canales internacionales o el posicionamiento y filtración de información en los medios digitales y redes sociales, que desencadene en enfrentamiento interno de sus rivales políticos, el cual por cierto, es el único medio de libre acceso a estos. El caso reciente de la llegada a Venezuela de los buques iraníes portadores de gasolina para surtir la demanda venezolana, en detrimento a la deteriorada industria petrolera nacional, es una muestra evidente de que al chavismo, más que realmente ganar, les importa y conviene decir bajo las luces del teatro que son ganadores.
Para el chavismo, la guerrilla es un elemento fundamental en su estrategia por lograr la hegemonía comunicacional, una estrategia que no queda representada únicamente en silenciar a quienes ponen en entredicho su narrativa, exponiéndolos a los hechos; sino que de igual manera, comprende la necesidad de atiborrar la opinión pública con la realidad diseñada por ellos, para que les sea convenientemente favorable.
La verdad nos hará libres
Entre todas las dificultades que nos afectan todos los días a los venezolanos, la búsqueda de la verdad no parece ser una actividad prioritaria, inclusive cuando esta podría representar la solución a nuestros problemas; en efecto es difícil hacer que prevalezca el derecho de la libertad de expresión cuando el derecho a la alimentación, al acceso a servicios públicos de calidad y en algunos casos hasta a la vida están siendo vulnerados, pero más sufre una sociedad cuyos derechos fundamentales son violados y además son informados con quimeras oficiales y expectativas de cambio, que una sociedad que igualmente sufre la violación de sus derechos fundamentales pero con consciencia de que la realidad que vive no es casual sino producto de decisiones, omisiones o incompetencias.
Desde pequeños, nos enseñan que en toda historia están los buenos, estos viven en un mundo paradisíaco, lleno de bondades eternas, felicidad perenne, que es defendido a capa y espada, y en frente de estos sus enemigos, personajes cuyo fin es cambiar el estatus quo de este paraíso; pues de esa manera si terminamos clasificando a la verdad como el enemigo de nuestra historia, entonces prefiero ser parte de los malos la misma. Y a RCTV le digo, definitivamente, nos vemos en democracia.