Se agotó Oslo. Pero otras conversaciones, más personales y sin mediación, aún siguen su curso, dado que hay mucho poder en juego.
El pasado domingo 15 de septiembre, en un comunicado emitido por el Centro de Comunicación, se anunció oficialente el fin de las negociaciones auspiciadas por Noruega entre el régimen chavista y la oposición. “El régimen dictatorial de Nicolás Maduro abandonó el proceso de negociación con excusas falaces: tras más de 40 días en los que se han negado a continuar con el mismo, confirmamos que el mecanismo se Barbados se agotó”, se lee en el comunicado.
Ante esto, el Presidente (E) de Venezuela, Juan Guaidó, señaló que era “el régimen el principal obstáculo para una salida política”, posteriormente, agregó: “Es imperativo que todos, dentro y fuera de Venezuela, juntos, aumentemos la presión”.
Oslo-Barbados: la negociación que aspiraba desencadenar la transición.
Luego del revés que representó la no entrada de la ayuda humanitaria a territorio venezolano, el 23 de febrero, sumado al fallido alzamiento militar del 30 de abril del presente año, el movimiento opositor recibe otro torpedo a su credibilidad: en mayo se filtra la noticia de que, auspiciado por el Reino de Noruega, habían iniciado contactos entre el chavismo y la oposición.
En adelante, los representantes del gobierno presidido por Juan Guaidó y el régimen de Nicolás Maduro se reunieron en varias sesiones, primero en Oslo, Noruega, y luego en Barbados, para buscar propiciar una salida al conflicto venezolano. El primero, demandaba el cese de la usurpación con una propuesta que incluía, en última instancia, la realización de elecciones libres en Venezuela, con observación internacional. El segundo, demandaba el levantamiento de las sanciones impuestas por los EE.UU.
Desde mayo, ambas partes estuvieron inmersas en el mecanismo de Oslo. No obstante, el régimen de Nicolás Maduro pateó la mesa y se levantó de la misma, luego de que el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunciara un fuerte paquete de sanciones que, en última instancia, limitaba al mínimo cualquier operación financiera del país. Desde este momento, se sabía que la negociación había muerto.
No obstante, algunas cosas han cambiado desde que iniciaron las negociaciones en Oslo. Alguna de estas variables puede propiciar cambios importantes en el proceso de transición venezolana e incidir en los acontecimientos. Acá te mencionamos algunos:
Las sanciones de la UE
Uno de las razones por las cuales la oposición invirtió tanto capital político en Barbados fue porque la Unión Europea impulsaba este proceso, la cual había evitado sancionar al chavismo para no torpedear las negociaciones. Ahora, con el proceso de Oslo llegado a su fin, lo ideal es que la UE proceda a bloquear y sancionar a jerarcas chavistas. Desde el gobierno interino, los Estados Unidos y Estados del Grupo de Lima se han hecho múltiples llamados a Europa a que amplíen la lista de funcionarios del régimen de facto sancionados.
Estas peticiones fueron complementadas con mensajes de la UE, que dijeron en reiteradas oportunidades que estaban listos para agrandar la lista de chavistas sancionados si no se producían resultados concretos en Barbados. Inclusive, el canciller español Josep Borrell llegó a pedir sanciones contra los violadores de DDHH. La Unión Europea tiene en las sanciones uno de los principales instrumentos de presión al chavismo: sirve de refugio de las fortunas de una multitud de jerarcas chavistas e incluso el BCV ha encontrado en el Banco de España un medio para procesar pagos y liquidar a contratistas, según informes de Bloomberg.
El rearme de las FARC
Pese a que recientemente, Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, máximo líder de las FARC, refiriéndose a este grupo le declaró a El País: “Son un puñado de ilusos. La lucha armada está desfasada en el tiempo”, el rearme de las FARC es uno de los acontecimientos que ha cambiado las condiciones, la retórica, y las vías de acción a considerar, en el conflicto político venezolano.
En días pasados, la revista Semana, una de las de mayor circulación en Colombia, publicó un reportaje en donde evidenciaban que el Alto Mando Militar venezolano protegía, cobijaba y adiestraba a combatientes de las FARC y el ELN en territorio venezolano. La revista Semana había tenido acceso a documentos confidenciales del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) en Venezuela.
Previo al reportaje, la retórica entre Colombia y Venezuela había escalado, ubicando la confrontación militar como posible. Ambos países movilizaron tropas a la frontera, aludiendo “ejercicios militares”. El rearme de las FARC ha cambiado el tablero de juego y la óptica con la que se mira la transición venezolana.
El marco discursivo predominante ha pasado a ser el siguiente: ya no se trata de cesar la usurpación de un gobierno corrupto que sumió Venezuela en una emergencia humanitaria compleja, sino de derrocar a un régimen que financia, cobija, protege y adiestra en su territorio a organizaciones terroristas, como las FARC, y paramilitares, como el ELN. Si a todo esto, le sumamos la variable del narcotráfico, se obtiene un peligroso coctel capaz de desestabilizar la seguridad de la región.
En un especial previo publicado por Politiks, advertimos lo siguiente: “El elemento del terrorismo ha cambiado por completo el tablero de juego de la transición venezolana. A medida que las FANB se nieguen a actuar, la administración de los EE.UU se verá obligada a recalibrar su estrategia y a empezar a considerar, en un futuro cercano, acciones unilaterales o bilaterales que involucren el uso de la fuerza”.
Entre las opciones que tiene EE.UU. para abordar esta situación está incluir a Venezuela en la lista de países que financian el terrorismo, dudoso honor que por ahora comparten Corea del Norte, Irán, Siria y Sudán. Esto implicaría la imposición de sanciones más fuertes, sumado al fuerte costo reputacional de hacer negocios con un Estado que financia el terrorismo.
La aprobación del TIAR.
El pasado 11 de septiembre 12 Estados firmantes del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca(TIAR) acordaron convocar a una reunión del órgano de consulta(reunión de cancilleres) para que evalúen medidas conjuntas para abordar el conflicto venezolano. Según el embajador de Venezuela ante la OEA, Gustavo Tarré Briceño, este mecanismo jurídico puede abrir puertas a una intervención militar en Venezuela.
La razón por la cual Juan Guaidó ha impulsado este mecanismo es para elevar el debate al considerar acciones conjuntas entre los Estados firmantes del Tratado, y reasegurar el apoyo de gobiernos que se han distanciado del proceso, como es el caso de Brasil. Centrarse en América es una apuesta segura. Ahora bien, el abanico de sanciones que contempla el TIAR es amplio, y como, por los momentos, la opción militar es improbable debido a la falta de voluntad de los Estados aliados, las medidas a considerar serán de carácter diplomático y económico.
Un reciente reportaje del Washington Post dice que según funcionarios del gobierno de EEUU, el objetivo inmediato del TIAR es escalar las sanciones, incluyendo un posible bloqueo de embarcaciones que tengan petróleo de PDVSA y el cierre del espacio aéreo con Venezuela. También, entre las herramientas está la ruptura completa de relaciones diplomáticas y el cierre de embajadas, medida que hasta ahora solo han tomado Colombia, EEUU y Paraguay.
Endurecimiento de la línea en la administración Trump
Semanas atrás, el presidente de los EE.UU, Donald Trump, despidió a su Asesor de Seguridad Nacional, John Bolton. Esta noticia tuvo inmediatas repercusiones en Venezuela. Durante los meses posteriores al 23 de enero del 2019, Bolton, viejo halcón conservador de la política americana, había sido la figura que se había referido más frontalmente al régimen de Nicolás Maduro. En una ocasión, llegó a sugerirle que de no aceptar la oferta de EE.UU de irse a una isla, le esperaba una cárcel en Guantánamo.
En una primera instancia, al anunciar el despido de Bolton, Trump argumentó que, entre otras razones, este se había “extralimitado” con respecto al caso venezolano. Inmediatamente, esto llamó la atención. Pese a lo frontal e histriónico de los mensajes del ex asesor norteamericano a los jerarcas del régimen de Maduro, siempre parece haber estado en sintonía con las posturas de funcionarios de la administración Trump, especialmente con el Enviado Especial para Venezuela, Elliot Abrams, el Secretario de Estado, Mike Pompeo, e incluso con el vicepresidente Mike Pence. Con diferencia de tonos y tiempos, todos parecían sostener lo mismo: Maduro debe irse (“Maduro must go”) del poder, y para ello apostamos a un quiebre interno del estamento militar. No ocurrió.
Días después del despido de Bolton, Trump contradijo sus declaraciones anteriores al decir que la causa del despido del ex asesor es que este lo estaba “reteniendo”, dado que sus puntos de vista con respecto a Venezuela “eran mucho más fuertes” que los de Bolton. De esta manera, ¿Qué implicaciones tendrá el despido de Bolton en el caso venezolano? ¿Habrá un cambio de estrategia? ¿Las posiciones “mucho más fuertes” del presidente Trump incluirán el uso de la fuerza mediante una intervención militar?
Aún no tenemos suficientes indicios para dar respuestas a estas preguntas. Solo podemos añadir que Michael Kozak, Subsecretario de Estado de EE.UU para el hemisferio occidental, el virtual sucesor de Bolton, es descrito, según el periodista de The Associated Press, Joshua Goodman, como “uno de esos raros diplomáticos que no temen usar la fuerza para lo que Estados Unidos considera objetivos nobles”. ¿Será la restauración de la democracia en Venezuela un “objetivo noble” para la administración del presidente Trump?
El ataque a Saudi ARAMCO
El sábado 14 de septiembre se perpetró un ataque con drones a las principales instalaciones petroleras de Aramco, la empresa estatal de Arabia Saudita, quien es el máximo productor y exportador de petróleo del mundo. El impacto no tardó en hacerse sentir. Según CNN, la producción de crudo saudita se desplomó en un 50%, unos 5,7 millones de barriles diarios, lo cual representa un 5% de la producción de crudo mundial.
Algunos afirman que los responsables del ataque son los hutíes, tribus chiítas radicadas en el norte de Yemen, apoyadas y financiadas por Irán. No obstante, el Secretario de Estado, Mike Pompeo, señaló al régimen de Irán como los responsables del mismo, calificándolo de “ataque sin precedentes contra el suministro de energía del mundo”. Ahora, ¿cómo influye este ataque sobre el proceso de transición venezolana? En Politiks, sostenemos dos hipótesis esenciales:
Por un lado, i) que la administración de los EE.UU voltee la mirada del caso venezolano, se concentre en las nuevas tensiones en Medio Oriente –lo cual puede incluir una respuesta militar a Irán o Yemén-, con lo cual se produzca un descenso en el apoyo al movimiento que lidera Juan Guaidó, teniendo como resultado final mayor estabilidad del régimen de Maduro en el poder.
Por otro lado, ii) ante la inestabilidad del suministro del petróleo en el mundo, es posible que los Estados Unidos, con el objetivo de tener un suministro seguro, confiable, y estable, a pocos kilómetros de casa, voltee la mirada hacia Venezuela y se convenza de la necesidad de resolver, lo antes posible, el conflicto político en el país. Esto implicaría el aumento de las sanciones, incluir a Venezuela en la lista de países que financian el terrorismo y, en última instancia, considerar la opción militar, sea para ejercer presión o bien sea para derrocar a los jerarcas del chavismo del poder y, en paralelo, cooperar con Colombia en la captura de los cabecillas de las nuevas FARC y el ELN.
El acuerdo entre el PSUV y parte de la oposición
Ayer se anunció un acuerdo de seis puntos entre el PSUV y una parte minoritaria de la oposición venezolana, representada por Timoteo Zambrano y Claudio Fermín. En líneas generales, este pacto, realizado al margen de las negociaciones en Barbados, contempla la reincorporación de la bancada del PSUV a la Asamblea Nacional, el impulso de un programa de petróleo por alimentos similar al aplicado en Irak, la liberación de algunos presos políticos y la designación de un nuevo CNE en un breve plazo. Con esto, el chavismo busca tres cosas:
- Quitarse de encima el desprestigio de usar siempre las negociaciones para ganar tiempo al alcanzar un “acuerdo” con la “oposición”. El problema que tiene esto es la poca representatividad del sector representado por Zambrano, que tiene entre seis y ocho diputados.
- Abrir la puerta a la posibilidad de tomar la Asamblea Nacional sin necesidad de adelantar elecciones. Esto liquidaría el liderazgo de Juan Guaidó. Aún con el exilio y la persecución a diputados, la oposición aún tiene una robusta mayoría simple en el Parlamento, el PSUV junto a la fracción Zambrano tiene a lo sumo 63 diputados, votos insuficientes para tener mayoría simple. Esta situación cambiaria si se formara una alianza entre el PSUV y uno de los partidos mayoritarios de la oposición(PJ, VP, AD, UNT).
- Estabilizar la crisis humanitaria con el programa de alimentos, quizá como preludio a ejercer mayor lobby para el levantamiento de sanciones. Sin embargo, como ha explicado el economista Francisco Rodríguez, uno de los principales impulsores del programa Petróleo por Alimentos para Venezuela, para su realización se necesita la aprobación tanto de los Estados Unidos como de Guaidó, y la posición de estos con las sanciones es firme: cualquier relajo en las sanciones debe ser antecedido por el cese de la usurpación.
¿Hacia dónde se dirige la transición venezolana?
Agotados los mecanismos de Oslo y Barbados, nos resta preguntarnos hacia donde se dirige la transición venezolana. Hoy, el balance de la transición venezolana sigue siendo el mismo:
- El presidente Juan Guaidó sigue siendo el líder reconocido y apoyado por 56 Estados de la Comunidad Internacional y tiene una capacidad de movilización interna erosionada, a pesar de tener a la mayor parte de la oposición cohesionada alrededor de su liderazgo.
- El régimen chavista está atrincherado, desmantelando, Diputado a Diputado, el liderazgo político opositor representado en la Asamblea Nacional –a la cual amenaza con adelantar elecciones, mediante ANC-.
- El costo político de abandonar el poder por parte del chavismo sigue siendo muy alto, mientras que la presión para aumentar el costo de mantenerse en Miraflores aún es insuficiente.
La clave, entonces, pasa por aumentar la presión. ¿Cómo hacerlo? Las nuevas variables del terrorismo y el narcotráfico pueden brindar la justificación suficiente para un endurecimiento no solo de la retórica, sino de acciones concretas. Apelando al TIAR, los gobiernos de Latinoamérica podrían cortar relaciones diplomáticas con el régimen de Maduro y clausurar las embajadas. En el caso de la Administración de los EE.UU, a la opción de un nuevo y aún más contundente paquete de sanciones, se deberá empezar a estudiar y sugerir el uso de la fuerza.
Oslo buscó propiciar la salida menos traumática y costosa al conflicto venezolano. La historia registrará y el pueblo venezolano padecerá que el régimen de Nicolás Maduro decidió que, de haberla, la salida debía ser más costosa y, sin duda, más traumática. Se agotó Oslo. Pero otras conversaciones, más personales y sin mediación, aún siguen su curso, dado que hay mucho poder en juego. Tocará a los actores políticos, en adelante, diseñar mecanismos no formales de acuerdo en los que todas las partes, aún sabiendo que están cediendo, se consideren ganadores. No es sencillo, pero de eso de trata el liderazgo político.