Por: Enderson Sequera
Mientras el chavismo avanza en su agenda de dominación y la oposición sigue sin mostrar una estrategia, los estudiantes tienen un plan: lo llaman la Ruta por Venezuela
La generación que inventó la política
En Venezuela, se dice que los estudiantes inventaron la política. Con esta afirmación, se hace referencia a la más brillante, visionaria y efectiva generación de políticos y estadistas que ha dado el país: la generación del 28. Esta nació cuando unos precoces Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Andrés Eloy Blanco, entre muchos otros, desafiaron a la dictadura de Juan Vicente Gómez sin más armas que la métrica de sus versos, la pasión de su oratoria y la potencia de sus ideales.
De las aulas al poder, el camino no fue fácil ni inmediato. A esa generación le tomó tres décadas ver cristalizado un sueño de país labrado con la pestilencia de la tortura, la cercanía de la muerte y la soledad del exilio.
Hoy, a casi 100 años de 1928, una nueva generación de estudiantes se propone retomar la iniciativa política, recuperar el moméntum y desafiar a otra dictadura –más cruel y sanguinaria- que avanza hacia la consolidación de su proyecto totalitario.
Los estudiantes de la Confederación de Estudiantes de Venezuela han asumido este desafío. Llevan consigo la convicción que se trasforma en acción, los morrales con sus libros, el sentido de urgencia que da nuestra emergencia y, lo más importante, un plan.
Lo llaman la Ruta por Venezuela.
Recorrer el país para reconectar con la gente
Para David Sosa, presidente de la FCU de la Universidad Central de Venezuela, la ruta por Venezuela será “el inicio de un gran movimiento nacional, liderado por los estudiantes, que se lanzará a recorrer el país, estado por estado, municipio por municipio, caserío por caserío, con una meta clara: reconectar con los problemas y necesidades de nuestro pueblo y retomar la iniciativa política”.
Este movimiento ha elegido como fecha de partida, por su significación histórica, el 19 de abril. Ese día los estudiantes saldrán desde los estados Bolívar, Mérida, Táchira y Zulia buscarán llegar a Caracas la primera semana de mayo.
“La ruta por Venezuela busca volver a despertar la esperanza de todos los venezolanos. Pero sobre todo, busca generar un nuevo desafío a la dictadura de Nicolás Maduro. Nuestro mensaje es muy claro: no nos la calamos más. No vamos a permitir que nos impongan esta falsa normalidad. No vamos a quedarnos de brazos cruzados viendo como nuestra gente muere de hambre, nuestros compañeros no hacen las tres comidas al día, la universidad se viene abajo, no hay transporte ni posibilidades de ejercer al graduarnos, y cada día la plata alcanza para menos”, afirmó Luis Palacios, presidente adjunto de la FCU de la UCV.
A juicio de Sosa, la principal demanda que el país le hace a la dirigencia política es tener una estrategia y una ruta clara.
“A los que preguntan cuál es la estrategia–señala Sosa-, le decimos que los estudiantes sí tenemos una ruta. La ruta por Venezuela. Y los invitamos a que se sumen a nosotros en esta lucha”.
“De abajo hacia arriba, de las bases hacia las élites”
Para Yeissel Pérez, presidente de la FCU de la Universidad del Zulia, la ruta por Venezuela tiene una particularidad que la diferencia de todas las iniciativas que se han intentado previamente en el país. “La ruta por Venezuela es un movimiento que se está construyendo de abajo hacia arriba, de las bases hacia las élites, del pueblo hacia el liderazgo”, afirma.
Cuando le preguntamos cuál es la principal bandera que enarbola el movimiento, no dudó en responder: “Los graves problemas que padece nuestra gente en todos los rincones del país”.
“Este movimiento se propone volver a reconectar con nuestro pueblo. Recorreremos sus estados y municipios, caminaremos por sus calles, escucharemos sus problemas y compartiremos la visión de país que tenemos desde el movimiento estudiantil: un país donde nuestros viejitos no mueran de mengua, donde la gente no haya perdido 20 kilos en los últimos años, donde no se vaya la luz por horas todos los días, donde no tengamos que cocinar en leña y bañarnos con tobitos porque no hay agua”, explicó.
“Yo vengo del Zulia, el estado más afectado por la crisis de la electricidad y los servicios públicos –dice Pérez-. Pero entiendo que esto no se trata de una competencia por ver quien ha sufrido más, sino que es la consecuencia de vivir gobernados por una dictadura a la cual no le importa la gente”.
“En la ruta por Venezuela, nuestro mensaje a la gente es que vale por igual el sufrimiento que padece nuestro pueblo por la electricidad en Zulia, la gasolina en Táchira, la inseguridad en Caracas, el gasoil en Guárico, la guerrilla en Apure, la escasez de alimentos en Lara, los problemas del transporte en Bolívar o el agua en Carabobo”, afirmó.
“Ser estudiante en Venezuela es uno de los mayores desafíos que tenemos como jóvenes y serlo en el interior del país tiene una complejidad mucho mayor por la grave crisis de los servicios públicos. Motivos nos sobran para llenarnos de motivación, pero el principal es poder llegarle a la gente y decirle que aún hay futuro”, coincide Jesús Suárez, presidente de la FCU de la UCLA.
Los caminantes venezolanos
Según ACNUR, hay 5,4 millones de migrantes venezolanos en el mundo. Muchos de ellos han huido de la dictadura caminando por la frontera colombiana por el Oeste, la frontera brasileña por el Sur o en improvisadas lanchas hacia el Caribe por el Norte.
En un país donde millones de jóvenes se han despedido de sus sueños y se han ido a pie buscando un mejor futuro, o simplemente cómo darle de comer a sus familias, los estudiantes que lideran la ruta por Venezuela no pierden de vista el pararelismo.
“Yo soy de Bolívar. Como muchos de mis amigos y compañeros de clases, me quedaba más cerca de escapar por la frontera de Brasil. Pero decidí quedarme a luchar. Luchar por los que nos quedamos, y por los que se fueron y esperamos que algún día puedan volver. Ellos tuvieron que abandonar el país caminando, pues, en su honor, nosotros caminaremos hacia la capital para volver a manifestar nuestro rechazo a la dictadura asesina que les robó el futuro”, relató Jeremy Santamaría, vocero nacional de las universidades experimentales.
¿Qué motiva a los estudiantes a caminar?
Claudia García, Consejera Universitaria de la Universidad Católica Andrés Bello, lo sintetiza en una frase: “La búsqueda de dignidad para todos los venezolanos”.
Para Pedro Medina, Consejero de Facultad de la Universidad Católica del Táchira, lo que motiva a los estudiantes a caminar es el deseo de generar un cambio en el panorama político nacional. “Creemos que el momento de actuar es ahora. Creemos firmemente en qué esperar más sería contraproducente para nuestra libertad”, afirmó.
“Nuestra principal motivación es las ganas de ver una Venezuela libre”, explica Eduardo Ramírez, presidente (a) de la Universidad Yacambú. “Queremos terminar nuestras carreras y poder tener una vida normal donde podamos cumplir nuestros sueños”, explica.
Al preguntársele qué espera de la ruta, Ramírez es claro: “Queremos propiciar el despertar del pueblo venezolano, ese gigante dormido que en años pasados fue reprimido y maltratado. Queremos despertar esa esperanza que siempre se mantiene latente en cuna de libertadores”.
Cuando se le pregunta por la motivación, Daniel Márquez, Consejero de la UCAB, es diáfano en su respuesta. “Lo que nos motiva es la necesidad de un cambio en el país”, afirma.
Sobre los objetivos, Márquez es igualmente enfático. Señala que con la ruta buscan “reactivar las calles en Venezuela, porque con los estudiantes y los ciudadanos en las calles es cuando hemos estado más cerca de lograr la libertad”.
De acuerdo a José Monasterios, Consejero Universitario de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, los estudiantes del estado Lara “siempre han estado comprometidos en la lucha por lograr la libertad y la democracia en nuestro país”. “La ruta por Venezuela no es más que la renovación de este compromiso”, enfatiza.
Un movimiento amplio e incluyente
De acuerdo a Luis Yaguarate, Consejero Universitario de la Universidad de Carabobo, la ruta por Venezuela no solo debe motivar a los estudiantes, sino a los demás sectores de la sociedad civil. “La ruta es una oportunidad para que podamos visualizar y enfatizar la problemática de cada uno de los estados”, explica.
“Debemos motivar, movilizar, evidenciar las penurias de cada uno de los estados y municipios por los cuales los estudiantes recorreremos la Ruta por Venezuela”, enfatiza.
“Venezuela necesita que el pueblo despierte y nosotros, los estudiantes, estamos dispuestos a dar el primer paso”, concluye.
El 19 de abril como símbolo
Si hay una fecha que es polémica en su significado, compleja en sus implicaciones y que aún genera apasionantes debates en Venezuela es el 19 de abril de 1810. Para unos, es el inicio de nuestra independencia. Para otros, es el día que fuimos “más españoles que nunca”. Que sea esta fecha, y no el 5 de julio de 1811, por ejemplo, la que esté en el escudo nacional puede que sea una muestra de la ambivalencia del carácter del venezolano.
Ahora bien, ¿por qué los estudiantes eligieron esta fecha para manifestarse? ¿Por qué el 19 de abril marca el inicio del movimiento con el cual pretenden recuperar la iniciativa política y desafiar al chavismo?
“El 19 de abril es una fecha trascendental en nuestra historia. Este fue un gran movimiento civil que marcó el inicio de nuestra independencia como república. El 19 de abril el pueblo de Venezuela alzó la voz y le dijo no a un gobierno usurpador. Hoy, a 211 años de este hecho histórico, con la Ruta por Venezuela nos proponemos rescatar el espíritu del 19 de abril, recorrer Venezuela estado por estado, municipio por municipio, caserío por caserío, para luego llegar a la ciudad capital y expresarle al dictador el repudio de todo el país”, explica Terry Villanueva, presidente del Centro de Estudiantes de la Universidad Alejandro de Humboldt.
Una vez más, no olvida enfatizar el paralelismo histórico. “Nuestra historia como república inició diciéndole no a un usurpador. La historia del país que está por venir, ese país que los jóvenes vamos a construir, iniciará diciéndole no a un dictador sanguinario, violador de derechos humanos y criminal de lesa humanidad como Nicolás Maduro”, comentó.
Adicionalmente, Villanueva hace un llamado a la comunidad internacional para que sea testigo de este movimiento. “Hace días, cuando nos dirigíamos a Caracas para un encuentro de la CONFEV, fuimos hostigados y perseguidos por funcionarios de la dictadura. Incluso, voceros del chavismo señalaron que nos habíamos reunido con dirigentes de los partidos políticos”, relata.
Villanueva se refiere a las declaraciones de Diosdado Cabello el pasado 17 de marzo en su programa, Con el Mazo Dando, donde afirmó que el diputado Freddy Guevara se había estado reuniendo con el movimiento estudiantil para reactivar la calle.
Ante esta acusación, es enfático: “El Movimiento Estudiantil ha sido, es y será independiente y autónomo de los partidos políticos y otras organizaciones de la sociedad civil”.
“En consecuencia –dice Villanueva-, hacemos un llamado a la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, Jan Harfst, Coordinador de la ONU residente en Venezuela, a las Embajadas, a la OEA, al Grupo de Lima y a la Unión Europea para que sean testigos de este gran movimiento que, por encima de todas las cosas, se mantendrá siempre como una iniciativa pacífica y legal, amparados en el derecho a la protesta pacífica contenido en el artículo 68 de la constitución nacional”.
“De sucederle algo a los estudiantes antes o durante de la ruta, antes, durante, o después de la llegada a Caracas, será responsabilidad de Nicolás Maduro, un criminal de lesa humanidad”, espetó Villanueva.
Lecciones aprendidas: la necesidad de moderar las expectativas
Si hubo una lección que dejó el proceso político liderado por el presidente Juan Guaidó desde 2019, es la necesidad de moderar las expectativas. Los estudiantes parecen haber aprendido esta lección.
“Esta ruta no significa que se vaya Maduro, pero significa que se puede ir la apatía y la desesperanza, significa que se pueden sumar todos esos venezolanos que saben que estamos mal y estamos en busca de un hecho que nos una. La ruta por Venezuela aspira a ser ese hecho unificador”, comenta Fitzerald Gómez, presidente de la FCU de la Universidad de Yacambú.
Zuleika Meneses, presidente de la FCU de la Universidad Nacional Experimental del Táchira, coincide en la necesidad de moderar las expectativas. “No queremos crear falsas expectativas –apunta Meneses-, pero sí que las personas se den cuenta que aún existe esperanza y que vale la pena seguir luchando por Venezuela”.
La lucha por la academia
Más allá de asumir una ruta nacional, los estudiantes nunca abandonan la bandera de la academia en sus reivindicaciones.
Meneses lo deja claro: “Nos motiva el sueño y la esperanza de tener un país libre y democrático, donde las oportunidades sean para todos por igual y nuestras universidades puedan tener su autonomía, y los estudiantes puedan tener oportunidades para ser profesionales de bien que aporten a la sociedad”.
“Sin cambio, no habrá más academia para nosotros”, remata Daniel Maldonado, Consejero Universitario de la Universidad Santa María.
Obstáculos
No son pocos los obstáculos ni los retos políticos que los estudiantes deberán superar en esta nueva iniciativa. El supuesto aumento de los casos del COVID-19, el decreto de cuarentenas radicales estrictas, la crisis del diésel que limita la movilidad, la ausencia de transporte público que vuelve una odisea lo que antes era rutina, los escasos recursos y el cansancio acumulado de una lucha que ya lleva 22 años, son algunos de los obstáculos principales que deberán sortear.
Al momento de escribir estas líneas, nos viene a la mente una pregunta: ¿Cuánto tiempo tendrá que esperar esta generación, nuestra generación, para ver en la realidad ese país que tanto se ha plasmado sobre el papel, imaginado en sueños y por el cual llevamos décadas luchando?
No tenemos respuesta. Pero mientras queden estudiantes en el país dispuestos a alzar su voz contra la injusticia, la crueldad y el despotismo, podemos seguir creyendo que el cambio es posible.
“El momento es ahora”
Al igual que la generación del 28, los estudiantes de la CONFEV son distintos entre sí. Sostienen acalorados debates ideológicos, difieren en los detalles pero concuerdan en la esencia. Tienen usos lingüísticos distintos, diversos orígenes y variadas perspectivas de éxito.
Pero en lo que sí parecen coincidir todos es en la urgencia de actuar, pero de actuar ahora. ¿Su principal miedo? La perpetuación de la dictadura. ¿Su sueño? Vivir y disfrutar su juventud.
Si hubiese una frase que refleja de manera precisa el espíritu de los estudiantes de la CONFEV, sería esa que plasmara la inigualable pluma de Rómulo Betancourt en la obra decana de la política venezolana “Venezuela, política y petróleo”:
“Escribo como pienso y como siento. Llevo a Venezuela en la sangre y en los huesos, me duelen sus dolores colectivos, y cuando se trata de hablar de ellos sería un farsante si jugara a la comedia de la imparcialidad”.
Los estudiantes no son imparciales. Saben a qué se enfrentan. Conocen los riesgos, puesto que los han padecido en carne propia: varios de ellos han sido las víctimas de esas historias que todos leímos horrorizados en los informes de Bachelet.
“Por más que han intentado amedrentarnos, encarcelarnos o hasta matarnos, los estudiantes seguimos firmes luchando por la libertad de Venezuela”, dice Omar Rojas, presidente Del Centro de Estudiantes de la Universidad de Margarita.
No obstante, por más desafíos a los que se enfrenten, creen que la recompensa -un país que recupere la iniciativa política, una sociedad que vuelva a movilizarse en medio de una pandemia y recupere la esperanza- bien vale la pena.
Puede que tengan perspectivas distintas de éxito para su futuro, pero algo sí está claro. Para ellos, su principal sueño es Venezuela.